La triste carta a toda la sociedad de una abuela que se siente muy sola

La sociedad con sus estereotipos hace que muchas personas se sientan excluidas, hacen que se sientan como si no son nada para nadie, como que ellos no existen al no cumplir con los requisitos de esta.

Muchas personas, sin importar la edad saben que la sociedad puede ser muchas veces el peor castigo para nosotros, muchos nos juzgan, nos dicen cosas hirientes que la verdad nos hacen pensar que no valemos la pena en ella.

Cuando de personas ancianas se trata, estas se sienten muy solas ya que para la sociedad no son más que eso, ancianos que ya no sirven para nada más que para esperar en casa o en algún ancianato hasta el día de su muerte.

Esto puede que muchas personas piensen que es así sin embargo no saben lo mal que una persona puede sentirse estando sola, y hoy nosotros queremos compartirte unas palabras de una anciana quien se siente muy sola. Esperamos que te guste

Conmovedora carta de una abuela sola

Envejecer para muchos puede ser una de las mejores cosas que les ha pasado en sus vidas sin embargo para esta mujer no lo es tanto, no es lo que ella hubiese esperado para su vejez y por eso ella escribe esta carta a la sociedad, a las personas que le rodean.

Para muchos esta carta puede ser muy conmovedora, pero sin duda alguna esto es algo que sin duda te hará reflexionar, las palabras de una anciana sola, que dice en una carta que lleva por título “Lo que tengo y lo que no”

La carta dice:

“Esta carta representa el balance de mi vida. Tengo 82 años, 4 hijos, 11 nietos, 2 bisnietos y una habitación de 12 m2. Ya no tengo mi casa ni mis cosas queridas, pero sí quien me arregla la habitación, me hace la comida y la cama, me toma la tensión y me pesa.

Ya no tengo las risas de mis nietos, el verlos crecer, abrazarse y pelearse; algunos vienen a verme cada 15 días; otros, cada tres o cuatro meses; otros, nunca.

Ya no hago croquetas ni huevos rellenos ni rulos de carne picada ni punto ni crochet. Aún tengo pasatiempos para hacer y sudokus que entretienen algo.

No sé cuánto me quedará, pero debo acostumbrarme a esta soledad; voy a terapia ocupacional y ayudo en lo que puedo a quienes están peor que yo, aunque no quiero intimar demasiado: desaparecen con frecuencia.

Dicen que la vida se alarga cada vez más. ¿Para qué? Cuando estoy sola, puedo mirar las fotos de mi familia y algunos recuerdos de casa que me he traído. Y eso es todo.

Espero que las próximas generaciones vean que la familia se forma para tener un mañana (con los hijos) y pagar a nuestros padres por el tiempo que nos regalaron al criarnos”.

Esta carta fue escrita por Pilar Fernández Sánchez, una mujer de 82 años, habitante de Granada.

Esperamos que te haya gustado este post y que las palabras de esta anciana de 82 años te hayan hecho reflexionar.

Gracias por leernos.